Él la tomó por detrás y le puso un cuchillo en el cuello.
—¡Maldita seas! Por ganar el juicio te valió todo, metiste las manos donde no debías, ¡no te lo voy a perdonar! —El tipo estaba fuera de sí, desbordado de rabia.
Luciana se asustó al principio, pero en cuanto entendió la situación, hizo lo posible por calmarse.
—Estás equivocado, yo solo seguí la ley…
—No me vengas con cuentos. Lo hiciste a propósito. Todo fue una trampa para que yo perdiera. ¡Ya lo sabía! Nada es tan sencillo como parece, ese abogado Morales quiso defenderme sin cobrarme, ¡todo era un plan de ustedes! —Mientras más hablaba, más se enojaba, y su furia crecía.
Acercó tanto el cuchillo que le cortó el cuello a Luciana.
Un dolor fuerte.
Alguien en la oficina vio lo que pasaba frente a la puerta y de inmediato llamó a la policía.
El recepcionista, Jack, vio que la que estaba en peligro era Luciana y salió corriendo a buscar a Sebastián.
—¡Abogado Campos, la asistente Luciana está en peligro, le pusieron un cuchillo