Nora
Termina su clase con una voz calmada, sin forzar, sin elevar nunca el tono.
Y, sin embargo, se le escucha como se escucharía una sentencia.
Nadie habla.
Incluso los charlatanes de la parte de atrás tienen el bolígrafo suspendido en el aire.
Él tiene ese don.
El de transformar un simple anfiteatro en un teatro de operaciones.
No se sabe si asistimos a una conferencia o a una demostración de fuerza.
Lo observo sin moverme.
No una palabra.
No una sonrisa.
Solo esa línea tensa en su mirada.
Él sabe exactamente lo que hace.
Y justo en el momento en que se espera que nos libere, que concluya como de costumbre, se endereza.
— “Antes de dejarles ir, una última cosa.”
Un escalofrío recorre la sala.
Todos los rostros se levantan.
Él avanza.
Las manos cruzadas en la espalda.
Como un hombre de Estado.
— “Mi empresa, Vanel Consulting, ha estado apoyando durante varios años ciertos programas de excelencia en las universidades públicas. Este semestre, ofr