Cariño, podrías presentarme a tu amigo. Un gusto señor, Jex Lester el marido de esta bella mujer…
Qué voy a decir frente a tamaña verdad, si eso es lo que es, ay diosito, ayúdame con el innombrable en este momento, mira que ya veo que saca su vara de sauco para marcarme como de su propiedad o hacerle un avadacadabra a nuestro nuevo cliente. Estoy a punto de de hablar y de nuevo mi maridito me detiene y continúa con su avadacadabra frente al señor O'Connor.
—¿O es que no ve la alianza que…— ¡Mierda! Se me va a subir el azúcar… el innombrable mira mi mano izquierda y abre su boca en una tremenda O al darse cuenta que no llevo puesta mi alianza, pero es que no la llevo puesta en el trabajo, la verdad es que me molesta sentirme marcada por esa víbora ponzoñosa y me la saco una vez que llego a la oficina…
—Cariño…— trato, de verdad que trato de ser lo más amable posible pues la tercera guerra mundial se está cocinando frente a mis narices— Hoy la dejé en el cuarto de baño, perdón no me dí