Esta mujer me va a matar.
¿Qué no esté usando su alianza de matrimonio es malo? Por supuesto que sí…
¿Qué aparezca con un imbécil haciéndole ojitos es una patada directa a mis bolas azulas? Más que obvio ¿no?…
¿Qué me vea molesta por mi actuar en estos momentos me lo merezco? Por la mierda que no, estoy en todo mi puto derecho.
Tengo todo el derecho a estar furioso, enojadísimo, cabreado y queriendo patear la perra, como dicen por ahí, pues la señora frente a mí, en sólo una mañana, se le ha olvidado todo por lo que tanto hemos trabajando…
«¿Por qué no reconoces que te mueres de los celos mi querido amigo?»
¡Cállate tú, hoy no es momento de que aparezcas, conciencia!
El tipo nos mira de un lado a otro como esperando una explicación que no tengo porqué darle y decididamente ya no quiero seguir en este lugar, por suerte mi mini muñequita de porcelana es quién nos saca de nuestro silencio obligado colocando sus manitas en mi cara y hablándome.
—Papi Jez, teno tuto, mamos a casita podfis.
—Es cierto, es hora de i