Mundo ficciónIniciar sesiónPara Mónica aquello debía ser un error, una confusión absurda o, en todo caso, alguna noticia inventada por los medios. En sus labios se dibujó una sonrisa cargada de incredulidad, pues las imágenes que recorrían las pantallas no podían corresponder a Salvador y Cristina; era imposible que los protagonistas de aquella escena fueran ellos. Pero entonces algo ocurrió, un instante fugaz que hizo que desde lo más profundo de su ser naciera un odio irreparable contra la mujer a la que alguna vez había considerado inofensiva y estúpida: en la pantalla, Valentino rodeó la cintura de Cristina y la besó en los labios. Y no era un beso cualquiera. Había intensidad, deseo, posesión; sus manos no la soltaban, y lo peor, ella parecía disfrutarlo. Cuando Mónica estuvo a punto de maldecir lo que veía, una voz masculina se acercó desde el pasillo hacia el dormitorio, obligándola a apagar y esconder lo que tenía frente a los ojos.
—Muy bien… ¿y cómo está mi gatita? —dijo aquella






