Elliot gruñó.
-Yo puedo hacer todo eso por ti y muchas más cosas -robó otro trozo de pollo-. En especial lo de muchas más cosas.
Le di un golpe en la mano.
-¡Ladrón!
-Eres buena cocinera -murmuró contra mi oído-. Creo que debo conservarte.
-Así que te gusta mi cena mexicana. Veo que has querido estar a tono y has traído Dos Equis. Buena jugada, García. Tienes potencial -empecé a llevar los cuencos a la mesa.
-¿Dos Equis es de México? -hizo un ruido y se encogió de hombros-. Solo la he elegido porque me gustan los anuncios... El hombre más interesante del mundo -sonrió de oreja a oreja malévolamente y me ayudó a llevar el resto de la comida.
-Un mentiroso y un ladrón -negué con la cabeza con tristeza-. Te acabas de cargar todo tu potencial, García.
-Luego te haré cambiar de idea, estoy seguro, Bennett -me sonrió desde el fregadero, donde se lavó las manos a toda prisa y luego abrió dos cervezas-. Tengo potencial en abundancia -dijo arqueando las cejas. Elliot me entregó mi Dos E