Los chicos al final se decidieron solo a comer postre. Todos habíamos desayunado ya. Disfrutamos un buen rato los seis hasta que me llamaron.
-Buenos días, señorita López, pero necesitamos que venga a la empresa de su padre.
Era uno de los empleados. ¿Cuál era la urgencia?
-¿Pasa algo? -pregunté tranquila.
-Venga, señorita, por favor. Uno de los chicos a tenido un accidente.
Al escuchar aquello no dudé dos veces en levantarme y caminar como alma qe lleva el diablo. Sin pensarlo dos veces los demás se evantaron y me siguieron.
-Voy para allá.
Colgé sin esperara respuesta.
-¿Qué pasa? -preguntó Alejandro alarmado-. ¿Los abuelos, mi tía, qué?
-A ellos no les a pasado nada -respondí-. Uno de los trabajadores me ha llamado y me dijo que otro de ellos tuvo un accidente.
-Andando -dijo Alejandro.
Llamé a Álvaro que estaba un poco más cerca y podía llegar antes.
-Dime, Karla -respondió al segundo tono.
-Ve a la empresa de mi padre con Gregorio o alguno de los chicos -le dije rápi