CAPÍTULO: Donde se Encuentran los Fuertes
Punto de vista: Nayara
El bosque murmuraba como un viejo sabio. Las hojas hablaban entre sí, el viento acariciaba la tierra con un vaivén constante, como si susurrara secretos ancestrales que sólo los dignos podían comprender. Nayara caminaba en silencio, guiada no por una ruta trazada, sino por un instinto que le ardía bajo la piel. No era el lobo quien la guiaba. Era algo más profundo. Algo que no sabía nombrar, pero que latía en su sangre con la misma fuerza con la que ahora latía su propósito.
No buscaba consuelo. Ya había enterrado el derecho a las lágrimas. Tampoco buscaba justicia inmediata ni protección. Lo que buscaba... era a él.
A Khael Lorentz.
No entendía del todo por qué.
Él no era su Alfa. No era su compañero destinado. No era su pasado, ni su futuro. Pero en él había algo que le hablaba al corazón más silencioso de Nayara. Una quietud extraña. Una fuerza que no venía de la dominancia, sino de la resistencia. La presencia de un