Seduciendo al rey de la mafia 31. Esperanza
La sala estaba cubierta de oscuridad como un manto duro, cada sombra podía ocultar a un adversario, cada ruido era un presagio de lo peor. En medio de la semioscuridad, solo contaba con la penumbra como compañía, permaneciendo inclinada y percibiendo la gélida superficie debajo de mis rodillas. El peso del arma me brindaba consuelo, recordándole que mantenía el dominio, al menos temporalmente. Los sonidos de los gritos y los disparos resonaban fuertemente en mis oídos, creando un caos ensordecedor a mi alrededor.
—Debo salir de esta casa o no sobreviviré. —Susurraba en un todo sumamente calmado.
Mis ojos recorrían el cuarto, persiguiendo la mínima señal de peligro mientras mi corazón palpitaba con intensidad, un constante aviso de la inminente muerte que me esperaba. Al momento de retirarme, percibí cómo una mano robusta sujetaba mi cabello con firmeza. Un tirón brutal que me hizo caer hacia atrás.
La adrenalina corrió por mi sistema. En un movimiento fluido, aproveché la inercia,