44. Podrías llevarte una sorpresa
A través de la ventana de la habitación de Derek, la luz filtrada bañaba de una calidez deliciosa la habitación, iluminando el cuarto con un resplandor matutino y acogedor. Una habitación de colores sobrios que se notaba que pertenecía a un hombre soltero. Desperté poco a poco, experimentando una combinación de placer y agotamiento a medida que los recuerdos de la noche anterior inundaban mi mente. Durante un instante, dejé de lado la realidad y todo lo que existía más allá de esas cobijas desordenadas. Derek seguía descansando a mi lado, la chispa juguetona aun en sus sueños en su expresión me sacó una sonrisa.
Me acomodé junto a él, deleitándome con el calor de su piel. Inhalaba con suavidad, y su fragancia natural me aniquilaba además de que me cautivaba. Al sentirme en sus brazos, un suspiro de felicidad escapó de mis labios, sintiéndome completamente resguardada. Con un movimiento ligero, abrió sus ojos y con sus manos me atrajo hacia el. Bostezo ligeramente somnoliento dedicándom