33. Estamos juntos en esto
Abria la puerta de la casa de Derek lo mire de reojo notando como su piel estaba pálida y dos manchas de sangre en su camisa además de los agujeros de su saco. Mi corazón se detuvo por un momento; no podía creer lo que veía. Derek, con el hombre que había tenido la mejor cita de mi vida hablado hace pocas horas, ahora estaba gravemente herido.
—¡Derek! —exclamé, la voz entrecortada por el miedo— Esos hombres parecían que querían matarte ¿Qué esta pasado? ¿Por qué te agredieron?
Él empezó a reír a pesar de la tristeza que me causaba verlo así, un tono alegre que nunca pensé que oiría en un momento así.
—Oh, solo son mis competidores en el sector hotelero. No quieren que me meta en la competencia —dijo, con una sonrisa a medio camino entre el dolor y la diversión.
—Vaya, se toman muy en serio eso de matar la competencia —respondí, incapaz de evitar que el sarcasmo fluyera de mis labios.
Derek se río un poco, pero eso le hizo toser lo cual hizo que me preocupé aún más por él. Camina