AVA
Owen se quedó mirándome, asombrado, pero sé que de repente contemplaba también la posibilidad.
—. Av, mi manada no es fácil, mi padre es estricto…
—Salvarnos el culo tampoco fue fácil y tú no lo dudaste un segundo —le dije, afianzando mi decisión.
—Ava, no sé… no lo hagas por protección, yo igual las dejaré en este territorio…
—Owen —tomé sus manos—, ¿viste a mi madre? Puede que yo esté así en unos meses o años, quizás muera súbitamente… no sé…
—Ava…
—Ssshhh… seré tu respaldo como tú siempre fuiste el mío. Para eso son los amigos —le dije, ganándome un abrazo de oso.
Incluso suspiró, el pobre debía estar asfixiado. Mentir nunca fue buena idea, pero le daría tiempo para organizar los asuntos con su padre.
—Ya tienes una hermosa prometida, bebé —le palmeé el trasero burlándome, para romper el momento tenso.
—Eres insufrible. Papá va a infartar cuando te conozca.
—Que se cuide ese Alfa, que ya de capullos estoy hasta el gorro —le dije mientras nos alejábamos de regreso.
Poco sabía que estaba sellando mi destino al entrar en la guarida de Greyson Hunter, el Alfa feroz de Crimson Raven.
*****
Unos días después me despedí de mamá con la promesa de visitarla pronto.
Me subí en el auto del chofer de Owen y empredí el camino hacia el corazón de Crimson Raven.
Habría una fiesta y y él aprovecharia para presentarme como su prometida.
Atravesando un territorio extenso de bosque salvaje y brumoso, llegamos a una impresionate puerta de hierro forjado.
Como en las pelis de terror, se abrió lentamente.
Leí en la parte de arriba las palabras CRIMSON RAVEN.
Frías y afiladas como el dueño de estas tierras.
*****
Descubrí al fin las hermosas casas bajando la colina, y a lo lejos la imponente mansión del Alfa, donde Owen me esperaba.
—¡Ava, estás magnífica! —me dice, ayudándome a bajar.
Llevo un vestido negro ceñido, elegante pero sexy.
—Para mi prometido, lo mejor. Al fin y al cabo, es tu tarjeta la que sufre —le susurré, juguetona, mientras él me tomaba del brazo.
—Me alegra que estés de ese buen humor, porque lo vas a necesitar.
Me tensé al escuchar eso, y vaya que necesité de toda mi hipocresía.
El salón entero me lanzaba miradas de curiosidad y envidia, sobre todo las mujeres.
—Voy por una bebida más fuerte —le dije a Owen, dejándolo hablar con unos amigos, y salí discretamente del salón hacia el jardín.
Tomé aire fresco; sentía que la boca se me había adormecido de tanto sonreír con falsedad.
Me serví una copa de lo más fuerte que encontré, pero cuando fui a girarme, estos malditos tacones mega altos se enterraron en el césped.
—Aayy —me fui de bruces y a punto del desastre, impacté contra alguien. Un fuerte y musculoso pecho detuvo mi caída, manos grandes rodearon mi cintura por un segundo. Mis dedos indiscretos se cerraron un poco sobre los pectorales, mi nariz se coló en la camisa negra entreabierta. El olor a whisky, a tabaco y cuero asaltó mis sentidos. Tan masculino y picante. Aspiré sin poderlo evitar, dándome cuenta de lo imprudente que estaba siendo. Me alejé enseguida del hombre, subiendo la cabeza. Dios, era enorme y joder… mis ojos se cruzaron con los azules más penetrantes e intensos que había visto jamás.Rudo, serio, maduro, con un aura amenazante. Guapo con la G de “ganas de pecar contigo, papi”.
Maldit4 sea, no podía dejar de mirarlo, era justo mi tipo y eso que me acababan de romper el corazón.
Hasta sentí a mi loba levantarse con curiosidad.
—Lo lamento por… —“caerme contra su pechote delicioso”— tropezarme contra usted. Carraspeé cuando mi voz salió demasiado melosa y coqueta. ¡Que soy la prometida de Owen! —No me extraña, con ese vestido tan… inapropiado —habló al fin, luego de una eternidad, su tono ronco y áspero. Sus ojos profundos bajaron por mi vestido negro entallado y juraría que se quedó un segundo de más en mi escote. —¿Perdón? ¿Inapropiado? —alcé una ceja sacando pecho— Sé mucho de moda y además lo eligió mi prometido. Me arrepentí en el momento que dije la palabra “prometido”. Su mirada se endureció, parecía enojado, y sin decirme nada más, caminó a mi lado. Su hombro casi rozando con mi brazo hasta que se detuvo. —Pues su prometido es un insensato. Yo nunca dejaría a mi hembra ir tan provocativa delante de otros machos. Me lo dijo cerca del oído, parecía más el gruñido de una bestia que palabras humanas. ¿Tan mal andaba vestida? Me giré para ver su ancha espalda alejarse y mis ojos indiscretos bajaron al pantalón negro de traje que se ceñía a su sexy trasero. —Bueno, solo fue un orgasmo visual, seguro no lo veo más —me dije tomando aire para entrar en el salón. Observé a las personas moverse en esa dirección e hice lo mismo. Buscaba a Owen entre la gente cuando de repente escuché su voz y miré a un escenario donde estaba de pie. —Agradezco a todos por venir a la reunión, aunque sé claramente que no es a mí a quien quieren ver… —risas alrededor. —Papá, por favor, deja de robarte la atención siempre. Señaló a alguien frente a él y como en cámara lenta vi subir a ese semental al escenario. ¡¿Cómo que papá?! ¡Ese Adonis papucho era el suegrito Greyson Hunter! ¡Pero si parecía su hermano mayor! —Buenas noches, gracias por asistir. Hoy no es un día para hablar de negocios, pasen una velada agradable… Mientras esa voz magnética les hablaba con la autoridad que le daba ser el macho Alfa, Owen me hizo señas con la mano de que me acercara. Apreté mi puño sudado en el vestido y comencé a avanzar entre la gente que abría paso. Era mi momento de ser formalmente presentada como la prometida del heredero y los invitados lo sabían. Pero ya poniendo los pies en la escalerilla del escenario, el Alfa cerró por completo el discurso. —Disfruten la noche. Que siga la música. Ordenó con frialdad y la orquesta enseguida lo obedeció. La música suave empezó a flotar y yo me quedé como una idiota a medio subir. Bajé un poco la cabeza para encubrir mi vergüenza, sintiendo sus pasos acercarse. Pasó a mi lado sin detenerse, ignorándome por completo. Me mordí el labio inferior para no decir nada inapropiado, pero algo en mi pecho se revolvió de manera desagradable. El Alfa se marchó entre las personas que cuchicheaban. Si alguien tenía duda de que no aprobaba a la nueva novia de su hijo, lo dejó bien claro con esta acción. —Ava, lo lamento —Owen me tomó del brazo, ayudándome a bajar. —No te preocupes, sabía que no sería tan fácil —le di una sonrisa de “no me dolió tanto”. Pero la verdad era que me sentía por completo humillada.¿Qué tenía de malo? ¿Por qué no le gustaba al Alfa Hunter?
—Mejor te enseño tu habitación y así te vas acomodando —me dice y caminamos fuera del salón. —¿Estás seguro de que puedo quedarme? —le pregunto, no muy convencida— Digo, ¿tu padre lo aprobó? Aún me cuesta creer que ese hombre sea el papá de Owen. Aunque ambos tienen cierto aire. —Su respuesta fue un gruñido, así que supongo que sí. Me responde con caras de circunstancias y ¿qué más puedo hacer que morder el anzuelo? Subimos por una zona tranquila al tercer piso y vi que las escaleras seguían a un piso superior. —Pase lo que pase, no vayas al nivel tres, ¿bien? —me señala las oscuras escaleras. —¿Por qué? —Son las dependencias del Alfa y nadie entra a menos que él llame. Ni siquiera yo —me dice, y recordar ese rostro cuadrado con la sombra de la barba y ceñudo, en vez de miedo, me provoca otra cosa. Pero ¡no! Es mi suegro y además es un desagradable prepotente maleducado. —Lima será tu doncella, estará pendiente a tus cosas —me presenta a una chica joven que viene por el pasillo. —Hola, Srta. Reed. —Hola, Lima. Quedo bajo tu cuidado —me sonríe y enseguida entro en confianza. Al fin un rostro agradable en esta casa tan opresiva. —Vamos a tu cuarto… —Señor Owen, lo lamento, pero el Alfa dio otra indicación… La habitación de la Srta. Reed fue instalada en el ala sur —explicó la doncella con voz temblorosa. —¡¿Pero eso está muy alejado de mi cuarto y además no hay nadie en ese pasillo?! —Lo lamento, señor... —Está bien, Owen, donde sea, tranquilo —le digo tocando su brazo tenso. —No. Papá se está pasando un poco, hablaré con él. —Owen, no —me acerco a susurrarle—. No lo hagas enojar más. Necesitas tiempo, ¿recuerdas? Y asiente suspirando, despidiendo a la chica después de sacarle la información. Me lleva entonces a mi cuarto. Pasamos por la puerta del suyo y me lo señala. La verdad es que nos vamos alejando cada vez más, hasta que, doblando una esquina, al final del pasillo está mi habitación. Pensé que el Alfa me enviaría a un cuarto ruinoso y lleno de telarañas, solo para demostrar cuánto me desprecia. Pero wao, era un pedazo de alcoba que parecía un hotel lujoso. —¡Soy la prometida de un heredero rico! —grito arrojándome a la cama gigantesca y rodando.Hace mucho que no me sentía tan liberada de muchas cargas.
Owen sonrió viendo mis payasadas y volvió a disculparse por los desplantes de hoy. Me dejó sola y fui a explorar por mi cuenta.Crimson Raven era más élite que mi antigua manada.
Cuando vi la bañera enorme del baño, me desnudé en el acto y comencé a consentirme.Mi cuerpo agotado, pero mi mente más en calma.
Para cuando salí de la tina, había pasado alrededor de una hora. Caminé hacia el guardarropa y lo encontré lleno de ropas nuevas como Owen me dijo.Pero al ver los conjuntos de ropa interior, me pregunté quién rayos eligió esto.
Subí la mini tanga roja que le faltaba más tela que moral, y el brasier transparente a juego. ¿Esto era para seducir al hijo del Alfa? ¿Entonces por qué ponerme tan lejos de él? Una idea bastante malévola, pasó por mi cerebro. Me puse el conjuntico, mirándome con descaro frente al espejo.Pensando con tristeza en cuánto tiempo me vería así antes de decaer físicamente, pero me animé enseguida.
No más autocompasión.
Me revolví el cabello castaño y ya estaba lista para fastidiar a mi prometido. Bastantes maldades me hacía él antes. Tomé la bata bien mullida y las pantuflas. Salí por el pasillo modelando, riendo ya de la maldad que le haría a Owen. ¿Quién lo mandaba a elegir algo así? Llegué a su puerta, el pasillo desierto, y la empujé de golpe haciendo mi entrada de cabaretera. ¡BAM! La puerta se cerró a mi espalda. —Hola, querido prometido —me miró asombrado desde el sofá. —Aunque el Alfa me repudie, vengo dispuesta a todo para seducirte… —Ava, ahora no… —Shhh —puse mi dedo entre los labios mandándolo a callar—. No te hagas, que sé muy bien por qué compraste esto... ¡ta-chán!AVA Abro la bata y la bajo seductoramente por mis hombros, hasta que cae al suelo. Su rostro estupefacto es un poema, y yo estoy descojonada de la risa por dentro. Me arrojo en cuatro patas y gateo sobre la alfombra como una fiera salvaje. El hilo se me encaja entre las nalgas de manera incómoda, pero yo estoy en mi papel de zorra. —A… Ava, ya basta… —¿Qué? ¿Te volviste tímido de repente? Mis bubis te impresionaron —me meto entre sus piernas, de rodillas frente a él. Y no aguanto más el comenzar a reírme. —No me jodas, Owen, tal parece que te he pillado pegándome los cuernos con tu amante. Creo que todos nos reiremos de esta broma, pero Owen sigue haciéndome señas un tanto confusas. De repente, el sonido de un cristal rompiéndose y un gruñido brusco me sobresalta. Comienzo a sudar frío y a palidecer. Abro los ojos en modo desorbitado. Owen baja la cabeza y se estruja la frente. Yo giro el cuello, aún en cuatro patas y media desnuda, para ver al Alfa parado frente a un min
AVAUn rugido me hizo saltar en el lugar, mirando en pánico hacia la puerta donde el Alfa estaba de pie. Di un paso atrás, nerviosa, reparé en que me había acercado demasiado al cuadro. —Yo… no quise molestarlo… —¡¿Quién te dio autorización para entrar en mi despacho y tocar mis cosas?!Caminó como un vendaval hacia la pintura para examinarla. Quizás pensando que la había dañado. Quise explicarme, pero mi mano se enredó con la esquina de la bandeja metálica.Cayó al suelo con un ruido estridente.—No, no, no…Me incliné con los ojos rojos, temblorosa, comencé a recoger la porcelana rota. El nudo se apretaba en mi garganta. La blanca loza empezó a teñirse de rojo por las cortadas en mis yemas, me estaba empezando a sentir algo mareada.—Detente, estás sangrando, espera… ¡Ava, espera! —¡No!Me levanté a enfrentarlo, apartando sus manos que intentaban sostenerme. No quería llorar delante de él. Todo lo que hacía era malinterpretado. —Solo quería disculparme por lo de esa noche,
GREYSON HUNTERCuando Owen me dijo que le gustaba alguien, pero era complicado, me preparé para cualquier cosa menos para encontrarme con mi propia mate.La olí entrando en esa molesta fiesta.Mi lobo Kaos enloqueció buscándola, mis pupilas se cerraron sobre la deliciosa hembra en medio del salón.Diosa, era hermosa, hace tanto que no me sentía tan excitado, tan emocionado por alguna mujer.Di algunos pasos para acercarme, pensando en cómo secuestrarla y sacarla del medio de todos esos machos babosos que se comían su escote.Esa pequeña iba a aprender que vestidos tan descarados serían solo para mis ojos; pero en un maldito segundo, mi mundo entero se sacudió.Owen se acercó a ella, me detuve al ver su mano en su cintura, sonriéndole; mis caninos crecían y el gruñido amenazaba con salir de mi garganta.«Abuela, ella es mi prometida Ava Reed».“No, no, ¡maldición! Greyson, dime que no estoy escuchando bien. ¡¿Cómo puede mi hembra ser la pareja de mi cachorro?!”Miles de sentimientos me
GREYSON HUNTERFrené de golpe para no ser aplastado por las rocas enormes que bajaron rodando la empinada pendiente.El auto de Owen y el mío quedaron separados.—¡Owen! —tiré la puerta y caminé bajo la lluvia.El derrumbe era serio y aún amenazaba con seguir. La carretera bloqueada y era peligroso de transitar.—¡Papá, estamos bien, pero me preocupa más Ava! —y a mí. Me está matando la preocupación.—¡Voy a convertirme en lobo y rastrearla, tranquilo, busca la manera de regresar!—¡No, no, moveremos las rocas y te alcanzamos luego!Me dijo, pero yo ya no estoy escuchando. Mi ropa cae al suelo. Desnudo bajo la lluvia fría convoco la transformación a mi lobo.Como una bestia sobre la tierra, mis articulaciones crujen, los poros se dilatan para dejar salir el pelaje negro azabache.Rujo con la boca alargándose en un poderoso morro, mis ojos cambian, mi columna se remodela.Kaos toma el control. No es un Alfa común, nosotros no somos normales por ningún lado.Esta manada oculta más de lo
GREYSON HUNTER—Ava… yo… hablemos…Salí de la ducha agarrando una toalla que no tapaba para nada el pico de mi erección apuntándola.Mi polla casi habla y la saluda incluso, toda emocionada de ver a la mujer que nos tenía bien cachondos.Sin embargo, esta era la situación más incómoda de mi vida.—Nena… digo… Ava, lo que escuchaste…“Algo no está bien con ella” Kaos me dice, y yo también reparo en que Ava está como ida y sudando agitada.Me mira fijamente, de pie en la entrada, pero sus ojos se notan erráticos, tornándose de un color naranja y amarillo, como si llamas danzaran en las profundidades.—Ava, ¿qué te sucede? ¿Te encuentras mal? ¿Te hizo daño mi sangre? Háblame…Doy un paso adelante viéndola tambalearse y extiendo las manos para agarrarla.Todo el deseo se me apaga de golpe, sumido en la preocupación.—Ssh —siseo sorprendido por las quemaduras en las palmas de mis manos cuando sujeto sus brazos.Ava está hirviendo a una temperatura que no es normal.—Ava, ¿puedes hablarme?
GREYSON HUNTEREsto es malo, ya sea en mi pareja o en la de Owen.La manada Crimson Raven siempre debe contar con un heredero y no cualquiera.Yo me arriesgué con Owen al adoptarlo como mío, pero tuve que someterlo a ese cruel hechizo de sangre desde bebé, que no pienso realizar nunca más en mi vida.Owen casi muere en mis manos; sin embargo, él y sus descendientes tienen la fuerza para cargar con mi legado maldito si algo me sucede y no tengo más hijos.Pero, si Ava no puede concebir…"Ava es nuestra. Owen que se busque una loba fértil. Ya nosotros hemos dado demasiado por proteger a los demás", Kaos me dice, pero sabe muy en el fondo que las cosas no son tan sencillas.Jamás la rechazaría por eso, pero hay personas importantes que no pueden enterarse de este asunto o Ava estará en peligro.En Crimson Raven siempre tiene que haber un heredero varón.—Lo que acabas de decir, sabes que no puede salir de aquí, ¿cierto? —la miro con ojos afilados y una amenaza nada disimulada.—No tienes
AVA Logré recuperarme de este accidente no tan accidental. Recordé la razón por la que escapé de la protección del auto y antes de desmayarme. Unas personas raras me perseguían y Owen me dijo que ya estaban investigando. Esos días los pasé más tranquila. Visitaba a mi madre e intentaba adaptarme a las costumbres de la mansión del Alfa. Winifred en ocasiones, me quería poner las cosas difíciles, pero nada que no pudiese soportar. Hasta una noche que Owen me dijo que debía entrar al programa de entrenamiento. —Lo lamento, Ava, pero con lo que te sucedió, lo mejor es que ejercites un poco. Incluso le viene bien a la debilidad de tu cuerpo —conversábamos en la terraza del jardín por la noche. —Solo quieres verme en leggings, acéptalo —le dije de guasona, pateándolo un poco en el sillón frente a mí, intentando sacarle una sonrisa. —Seguro, nena, tú sabes que siempre has sido mi favorita —me dice guiñándome un ojo y nos reímos más de tanta tontería. Pero en eso la maleza se mueve
AVA El sol ni siquiera ha salido, mientras camino hacia la parte trasera de la mansión, bostezando y sacándome los leggings del culo. —Debo comprarme una talla más, esto me va a estrangular hasta la consciencia —murmuro de mal humor. No soy de las madrugadoras, esa es la verdad. Me encuentro por el camino con algunos machos y también hembras que ya están estirando y corriendo por los senderos entre los árboles. —¡Ava! —escucho la voz de Lima, la doncella que a veces me sirve. —Lima, ¿también entrenas? —veo su cabello rojo recogido y la sonrisa tímida. —Sí, quiero ser de la fuerza Gamma de mujeres… pero, bueno, soy algo débil… al menos intentaré pasar la prueba… —Oye, ¡claro que vas a poder! —le palmeo el hombro toda confianzuda. Se nota que le falta confianza, pero enseguida se anima y charlamos un poco. —Ava Reed —pongo los ojos en blanco al escuchar la voz de la Beta a mi espalda. Odio a esa mujer de a gratis… o más bien, odio que siempre esté girando alrededor de Greyson