124. YO TE PERTENEZCO
NARRADORA
Tomó su barbilla y lamió la pulpa de sus labios, estirándola entre sus dientes.
El cerebro se le estaba haciendo papilla a la loba… el cerebro y algo más.
Tragó en seco y, como si tuviesen vida propia, sus manos fueron a su fuerte pecho, bajo el saco, acariciándolo lentamente.
El hombre rubio entrecerró los ojos. A través de la rendija, sus pupilas doradas parecían brillar llenas de expectativas.
Su pene se endureció aún más contra ella, pegándose sin pudor, mostrándole cómo lo tenía solo por unos roces.
—Irina… —susurró su nombre con tanta hambre que el corazón de ella dio un vuelco.
Esos hilos del destino que los conectaban cada vez se entrelazaban más.
—Yo te deseo… deseo estar contigo… Kaelor…
Confesó arrastrando la lengua. Su loba tomando el control para seducir al macho que deseaba para aparearse.
—Ven conmigo. Confía en mí… mi amor.
*****
Irina soltó los nudos en su alma.
Por primera vez, lo siguió ciegamente.
Kaelor se inclinó con suavidad para quitarle los tac