125. LA LLEGADA DE UNA AURYEL
7 MESES DESPUÉS.
—¡Larga vida al Rey Alexander!
—¡Larga vida al Consorte Real Owen!
Los gritos de júbilo y felicitaciones se escuchaban desde la plaza.
En la alta terraza, al fin, el monarca escogido saludaba a sus súbditos.
Después del esfuerzo aportado por cada manada, el castillo del Rey Alfa fue restaurado.
Al lado de Alexander, un hombre apuesto de cabello oscuro también se erguía, ataviado con ropas de gala.
Owen miraba a los ojos emocionados de su compañero mientras saludaba a los principales nobles en la plaza.
Sabía que muchos, en el fondo, no estaban de acuerdo.
Pero frente al poder absoluto solo podían esconder su disgusto donde no les daba el sol.
Todo esto lo hizo realidad, la hermosa pelicastaña parada detrás con una enorme panza y apoyada en su padre.
Desde el día en que salvó a Ava Reed, el destino de todos cambió para siempre.
Ella no solo le trajo amor al solitario Alfa Hunter, sino que jamás se rindió con su madre.
Esa mujer que ahora estaba a su lado, tomada de la