LÍA
Era un hijo de pu**ta. Uno muy guapo y eso era un bastante injusto, pues no quería que me gustara tanto. “Hay un contrato de por medio, Lía”. Me dije a mí misma; sin embargo, como buena alumna, le hice caso.
Si él creía que dejarme con las ganas era algo que iba a dejar pasar. . . Estaba completamente equivocada. Era una fortuna que hubiera tomado clases de heels. Porque si esta noche alguien se iba a quedar con las ganas, sería él. . . Bueno, yo ya me había quedado con las ganas y quería arrastrarlo conmigo al infierno del no se concretó nada esta noche.
En realidad no creía que en un futuro me fuera a acostar con él, pero quería que viera que estaba haciendo bien mi tarea. En eso consistían las prácticas, ¿no? Coloqué mi teléfono y le puse temporizador para que comenzara a grabar.
La habitación estaba en silencio, salvo por el leve zumbido del aire acondicionado y el eco lejano de la ciudad. La luz cálida de la lámpara del buró proyectaba sombras suaves sobre las paredes, dándol