DALTON
El fracaso de la persecución todavía me hacía reír, aunque en el fondo el nerviosismo me taladraba el pecho. Caminamos de regreso al hotel de Lía, sin prisa, como si pudiéramos alargar la noche para no enfrentarnos al miedo. Iba de la mano con ella, nuestros dedos entrelazados, como si el mundo fuera menos peligroso así.
A pesar de que sabíamos el peligro que aquella foto significaba, habíamos decidido encerrarnos en una burbuja temporal y no hacer caso, por ahora, al problema. Sabía que tenía que moverme, buscar por todos lados para encontrar al culpable y patearle el cu**lo hasta que borrara la imagen.
Lía tenía el cabello alborotado, una hoja enredada y la risa, aun bailándole en los labios, aunque sus ojos, cuando creía que no la veía, seguían mirando hacia atrás, inquietos.
— ¿Te das cuenta de que fuimos la peor pareja de detectives de la historia? —Bromeé, dándole un leve codazo—. Si alguien sube el video a TikTok, mínimo que pongan buena música de fondo.
— Con suerte nos