Se quedó quieto y vio cómo sus ojos se abrían y se encontraban con los suyos mirándole fijamente, enviándole un escalofrío por toda su médula espinal y paralizando sus sentidos.
—Quisiera, pero tenemos mucho tiempo para estar así luego. Además, tenemos que irnos de una vez, tú misma lo has dicho,
—Es verdad, se me había olvidado... —murmuró avergonzada y lo soltó con lentitud, todavía recuperando la respiración—. Vámonos o tendrás problemas.
Daniel se arregló la camiseta y se ubicó en el asiento de conductor, apagando la radio y colocando el deportivo en marcha. Hizo un sonido agudo y el motor respondió, mientras arreglaba el espejo retrovisor y lo enfocaba casualmente en Serena, sin evitar una sonrisa al hacerlo.
—¿No quieres venir acá adelante conmigo?
—Sí... —Serena se dispuso a levantarse de inmediato, pero una arcada le agitó y solo oprimió los labios, haciendo un intento por quedarse quieto—. Mejor luego, Danny.
Daniel siguió manejando, saliendo del centro comercial con gran vel