—Hazlo por mí —susurró finalmente, mirándolo con ese destello en sus ojos que le producía un nudo en el estómago—. Por favor…
La respiración de Daniel volvió a detenerse por un instante y solo atinó a curvar las cejas y abrir los labios. ¿Por qué estaba tan interesado en que fuese? Su lengua se alistó para negarse, pero las palabras se hicieron espuma en su boca y todas las ideas desaparecieron de su mente.
Por ella. Por ella. Por ella. ¿Por qué carajos tenía que pedírselo de esa manera?
—Bien, demonios, estaré un rato. Solo porque no soporto la idea de que estés sola ahí.
—Gracias, Danny. —Serena casi saltó sobre su pecho y su mano se deslizó en busca de la suya, entrelazando sus dedos rápidamente.
—Sobre todo, porque de seguro estarás demasiado hermosa y no te das ni cuenta cuando alguien quiere flirtear contigo…
Escuchó cómo su prima se carcajeaba contra su pecho, mientras sacaba una barra de chocolate de su bolsillo y tomaba un pedazo, de chocolate metiéndoselo a la boca y abrazán