—Solo estaba bromeando, nena —susurró dándole un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja—. Eso lo puedo hacer yo solo.
En ese momento, Daniel sintió como Serena tembló ante sus palabras, tratando de parar todo, pero él no la dejó cuando sus labios fueron directamente a su boca, poseyéndola nuevamente. Levantó la barbilla de la chica con su mano, mientras la otra acariciaba su cintura, subiendo poco a poco el vestido hasta sus muslos. Esto no pasó desapercibido para Serena y se estremeció nuevamente.
—Daniel… —susurró cuando Daniel se separó un poco de ella, percibiendo los acelerados latidos de su corazón salirse de control—. Tu hermana puede entrar…
Daniel se quedó observándola por unos segundos, sus ojos viajaron desde su mirada adorable, hasta su rostro sonrojado y sus labios hinchados por sus besos. Su cuerpo era una tentación que no podía dejar de mirar y tocar, toda ella era tan hermosa.
Se mordió el labio con fuerza, mientras sentía que su respiración nunca se iba a normaliza