Una sonrisa se formó en su boca ante sus palabras y la poca respiración que le quedaba se escapó de su caja torácica,
Hasta su manera de decirlo era tan preciosa.
No había manera en que no pudiese hacerle el amor. La amaba tanto que sentía que vivía precisamente para amarla y adorar cada parte de ella.
Se apartó de sus oscuros bóxers y la volvió a besar con más fogosidad, apretando su trasero traviesamente entre sus manos y sintiendo que podría morir plácidamente en sus labios y se separó un solo centímetro, introduciendo su dedo índice en su bonita boca, enjugándolo en su saliva para después hacer lo mismo con el siguiente y continuar besándola con impaciencia. Su mano izquierda bajó de nuevo a su entrada y metió un dedo, profundizándolo con lentitud e ingresando el segundo, mientras repartía besos en sus senos, movía su mano y ahondaba paso a paso un segundo dedo, simulando lentas embestidas con ambos dedos, Ilegando cada vez más al fondo. La vio echar la cabeza de golpe hacia atrás