Christina abrió la puerta del auto, salió y se despidió desganada, con un ligero movimiento de mano, para el que no espero respuesta. Caminó despacio por el senderito entre el césped a la entrada de su casa, escuchando el motor del auto que le indicaba que él seguía ahí, de seguro esperando que ella entrara. Se preguntó si se iría sin más y de ser así, qué clase de connotación tendría eso en aquella relación que comenzaban a tener. Dudó, cuando lo escuchó decir que debían tomarse las cosas con calma, significaba que él también creía que todo estaba pasando demasiado rápido y aunque ella compartía su opinión, también le sucedía que no deseaba poner el freno, quería ir más rápido sin importarle nada. Quería más, con Santiago siempre quería más. Lo que no predijo fue sentirse rechazada.
A pesar de que entendía a la perfección sus razones, le era inevitable notar cómo la desilusión la abrazaba. Sabía que no podía reprocharle nada, sobre todo, porque su convicción para que estuviesen junt