Capítulo 2

—¿Cómo va el plan? —Alex  me abraza por los hombros

—Mal, creo que no voy a decirle nada.

—¿Porqué no?

—Se fue con otro tipo. No tiene sentido esto —hago una mueca.

—Creí que ella era lesbiana —arruga las cejas.

—También yo, pero bueno —suspiro—. Se anula el plan y seguiré soltera por el resto de mi existencia.

—¿Tan así?

—No hay nadie más que me interese ahora, por lo que si, es así  —mi amiga se ríe.

—¿Dónde dijiste que estaba ella? —me pregunta

—Con un tipo por allá —quiero señalarla pero entonces no la veo—. Bueno, supongo que ya se fue.

—No, de hecho está allá —Alex me apunta hacia el otro extremo y la veo desde lejos.

Me extraña que de un momento a otro Lucrecia se haya ido, pero ahora está con un grupo de personas que no conozco, pero ella está riendo y bebiendo. No hay más señales del chico y por un lado me deja más tranquila. Quizás solo fue bailar un poco y ahora se había terminado todo ¿No es así?

—Bueno, quizás no era nada —le comentó

—Fuiste muy extremista —ella me sonríe—. Pero vení un rato con nosotros, después le hablas.

—¿Porqué estás con esa sonrisita? —levanto una ceja

—Los hermanos Perez me invitaron a una reunión privada con una chica de quinto —levanto las cejas—. Si, lo que pensás, así que me voy en un rato.

—¿En serio?

—Solo me voy adentro, nos vemos más tarde ¿Está bien?

—Si, no importa. De todas formas me quedo con los chicos.

—No te vayas sin mi, volvemos juntas.

Ella me besa la frente y me arrastra hacia el centro de la reunión, donde mis amigos están jugando con una especie de rondas de tequila. Es el típico juego que se utilizan para divertirse y al que ellos les encanta porque molestan a los demás y se ríen.

—¡¡Yo nunca —habló Leandro—. Tuve un trío.

Pov Lucrecia

La fiesta era buena, no puedo mentir, aunque sí fui a mejores.

Lo peor de todo esto es que estar lejos de Abi me estaba afectando, había intentado enviarle un mensaje para saber si quería hablar y nos encontraríamos, pero no estoy segura de que su lo leyó o no porque tiene el visto desactivado.

Nuestra ruptura fue hace un tiempo y puedo decir que me dolió, algo que no había pasado antes. La amaba, pero lo que estaba pasando ni siquiera era justo.

No sé dónde está y solo puedo pensar en ella mientras bailo con este chico. Ahora también se me viene la imagen de Milena caminando lejos mío hace unos minutos, ella está bastante extraña hoy.

Bueno, ella es extraña, pero aún más de lo normal. Sé que quiere decirme algo y si es lo que imagino, prefiero evitarla un poco más, no tengo humor para lidiar con sus sentimientos.

—Podríamos tomar algo —me murmura él.

—Si, si —respondo distraída

—¿Cómo la estás pasando?

Quiero reírme y decirle que esto es una completa m****a, pero temo que romperé su corazón. Por el único motivo que acepté bailar con él fue porque sabía que algo raro pasaba con Milena. Cada vez se hace más complicado esquivar sus miradas, siento que ella está muy ajena a todo lo que sucede alrededor.

No veo a Abi por ningún lado y decido tomarme el trago que me ofrece, creo que puedo distraerme un poco antes de que ella venga. Aunque no estoy segura de que me haya leído o que quiera estar conmigo.

—¿Irás a la fiesta que hacen el jueves? —miro al chico y arrugó la nariz. Me había olvidado que seguía acá

—No lo sé todavía, ¿De quién es?

—Es de mí primo, es una de esas fiestas grandes. Quiere festejar que se graduó.

—Bueno, depende. ¿Puedo ir con mis amigos? —él sonríe y acomoda su cabello

—Por supuesto, hermosa. Me encantaría verte por ahí.

Le sonrío y sigo tomando. No tengo idea de quien carajo es este chico, nunca lo había visto y definitivamente no tiene mucho que ver con mí grupo de amigos.

—¿Viste a Abi por algún lado? —le pregunto mientras miro por la multitud

—No sé quién es ella. ¿Es tu amiga?

—No, no es mí amiga —hago una mueca

—¿Te molesta?

Miro lo que tiene en su mano y me doy cuenta de que sacó un cigarrillo de marihuana. Bueno, quizás en esto sea bueno porque olvidé de comprarme antes de venir.

Le doy una sonrisa y después de que él le dan una calada me ofrece fumar. Siento como el humo se mete por mí cargante y sonrió extasiada, definitivamente era lo que necesitaba para terminar de sentirme bien esta noche.

—¿Entonces sos de este pueblo? —pregunta él

—Si, lo soy. ¿De donde sos vos?

—De Santa Mónica. El pueblo que queda a unos treinta minutos ¿Lo conoces?

—Si, fui a un par de fiestas por allá. Es lindo —él asiente y sonríe.

—Podríamos ir a una juntos algún día.

—Si, depende de cómo me caigas hoy. Apenas te conozco —él se ríe y asiente.

—Creo que eres prima de Luciano ¿No es así?

—Ajá, él es mí primo. ¿De dónde lo conoces?

—Vamos juntos a veces a mirar algunas carreras. Aunque no lo veo desde hace algunas semanas.

—Creo que se fue por unos meses a Buenos Aires, pero no tengo mucha información.

—¿Y te gustan las carreras?

—No, odio las motos. Prefiero los autos.

—Entonces sos una de las mías —me río y asiento

No es tan malo después de algunos tragos y un par de caladas, al menos él me da atención y tiene una buena charla.

No sé dónde m****a están mis amigos, ellos hablaron de ir adentro para hacer lo sé qué y Tatiana está por ahí con unas de las chicas del equipo de fútbol.

Pudo ser peor y tampoco es la primera vez que estoy sola, pero creo que prefiero estar con los chicos antes de seguir tomando sin razón en el medio del patio.

—¿Vamos adentro? —le pregunto—. Quiero buscar a mis amigos y ver si consigo algunas cosas.

—¿Algunas cosas como qué? —me sonríe

—Cosas divertidas. Acompáñame.

No sé en qué momento él comenzó a besarme, pero tampoco lo cuestioné demasiado. Solo fue algo breve y decidir continuar, el chico me agradaba.

Me sigue los pasos y entonces comienzo a buscar a los chicos en medio de una fiesta que hay dentro, están todos gritando y bailando.

—¿Donde estabas? —Julio, mí amigo, me abraza por los hombros y me lleva hacia su ronda—. Conseguí algunas buenas cosas, deberías verlo.

—¿Muy buenas? —levanto las cejas

—Las mejores en un tiempo —me asegura

Pov Milena

Mi mandíbula cayó al suelo cuando Alison bebió, al parecer ella no era tan santa como la pintaba.

Mis amigos eran muy divertidos, nosotros íbamos todos al mismo curso y solíamos compartir muchas cosas. Me uní a su juego y terminé tomando unos cuantos shots, aunque no me gustaba como me quemaba la garganta, prefiero la cerveza.

Entre risas y confesiones pasó alrededor de una hora, aunque no estaba tan segura, el alcohol estaba afectando todo mi sistema. Quizás era porque nunca tomaba a este punto.

—Bueno chicos, yo debo irme, hoy es la primera vez que haré un cuarteto —Alex comenzó a reír al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.

Sé cómo es Alex, ella se cuidará aunque no me agrade el hecho de que esté haciendo este tipo de cosas en una casa desconocida, pero no puedo decir nada. No me molestaba el hecho de esperarla, la estaba pasando bien y sé que si algo ocurre puedo llamar o ella hará lo mismo.

Leandro se acerca a mi y me abraza por lo hombros mientras los demás están ocupados hablando de la fiesta del próximo fin de semana.

—Así que Lucrecia, eh —me giro para mirarlo y él está sonriendo.

—¿Cómo lo sabes? —hago una mueca.

—Bueno, en realidad las escuché hablando recién y tampoco es como si fuera un gran secreto. ¿Entonces ustedes...

—No, nada de nada, Nunca se lo dije y no creo que lo haga, ella está en otra cosa.

—¿Porqué lo decís? ¿No se separó?

—Si, pero no le gusto, Lea. Es algo imposible.

—Eso no podes saberlo si nunca lo intentaste. ¿Porqué no se lo vas a decir ahora y listo?

—¿Qué sentido tiene?

—Tiene sentido porque al menos estarías segura de que no quiere estar con vos y no estás sufriendo sin ningún motivo. Podes tener suerte como no, pero al menos vas a casa sabiendo como es.

—Bueno, si. Puede ser.

—Hacelo ahora, ella está ahí —él me toma de los hombros y me gira hasta que ella está en mi campo de visión. Aún está con ese grupo de personas y doy un largo suspiro.—. Dile que te acompañe y habla con ella.

Su idea no estaba nada mal, estaríamos solas, alejada de todos y si algo saliera mal, de todas formas nadie se enteraría. Eso quedaría entre nosotras y listo.

Debía dejar de ser cobarde una vez en mi vida y enfrentarme. Quizás sea bueno decirle ahora, tengo que hacerlo.

La busqué con la mirada y comencé a reír como una demente al notar que me quedé por unos largos minutos mirando su trasero.

¿Desde cuándo estaba tan grande?

Su pantalón estaba ajustado perfectamente a sus curvas, eso definitivamente sería mi arma letal de la noche. No lo había notado antes porque me daba vergüenza mirarla con sus amigos cerca, pero ahora no me importa mucho.

—Suerte —John me dio un pequeño golpe en el hombro para que me adelantara.

Doy un largo suspiro y camino decidida. Ni siquiera miré a sus amigos porque sabía que iba a acobardar, por lo que solo tomé su mano y susurré un  "Vamos". Al lado de la fiesta había un campo vacío y aunque estaba bastante oscuro creí que era un buen lugar. La música nunca dejó de escucharse, pero si estábamos tan lejos de los demás que ni siquiera nos podían oír.

Paré en seco y la tomé de las caderas, apoyándola contra un árbol y sin pensarlo dos veces uní nuestros labios en un beso hambriento. Para mi sorpresa lo respondió al instante, llevando sus manos atrás de mi cuello, acercándome más a su cuerpo y no pude evitar gemir cuando mordió mi labio inferior.

Sin dudas aquel beso había superado mis expectativas. Esto fue incluso mucho más de lo que había podido imaginarme alguna vez y me hacía sentir fantástica. Nuestras frentes se unieron y logré respirar después del beso mientras mantenía los ojos cerrados, estoy intentando pensar que le diré ahora.

—¡Wow! —suspiró—. Increíble manera de presentarte —habló sobre mis labios.

—¿¡Qué!?

Quizás había escuchado mal.

Me centré en sus ojos y en vez de encontrarme con esos ojos grises espectaculares, me terminé encontrando con unos ojos verdes. 

¿Dónde estaban mis ojos favoritos?

Pestañeé algunas veces para que mi vista pudiera aclararse, estaba demasiado oscuro y en este momento estoy teniendo miedo de que me haya confundido de persona, esa no era la voz de Lucrecia.

—¿Milena? —escuchaba su voz confusa

¿Ella me conocía?

Ahora puedo verla, ella definitivamente no es la chica que estaba buscando. Creo conocerla, la vi algunas veces, pero ni siquiera tengo idea de su nombre.

—¿Quién sos y qué hiciste con Lucrecia? —cuestioné mientras me cruzaba de brazos.

—¿Lucrecia?

—No puede ser —murmuré—. Perdóname, me equivoqué de chica —estaba dispuesta a irme pero ella lanzó una carcajada que hizo que me quedara hipnotizada, su voz rasposa era tan.....sexy.

Definitivamente esto del alcohol en sangre no fue tan buena idea, ahora ella me parece atractiva cuando se supone que me gusta Lu. Todo esto es como una broma de mal gusto, no puede ser que cuando por fin me decido a decirle la verdad me equivoco de persona como una idiota.

—¿Estás borracha?

—¡Claro que no! —me quejé

—¿Entonces? ¿Porqué me estás diciendo Lucrecia?

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Selene...

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