—Necesito que me ayudes con algo —le dijo Louis, con su tono sereno pero autoritario a Andrew.
—Dígame, señor. ¿En qué le puedo servir? —preguntó Andrew.
Louis se levantó de su silla y caminó hacia un estante empotrado donde tenía varias botellas de licores caros que servían para ofrecerle a sus clientes o socios cada vez que lo visitaban o se reunían con él.
Andrew observó atentamente cómo su jefe servía brandy en dos vasos y luego caminó de vuelta al escritorio y le ofreció uno de los vasos.j
Louis bebió un sorbo de su vaso y luego le puso una mano en el hombro a Andrew.
—Necesito de tu discreción y buena actitud para realizar un trabajo sumamente importante y que requiere de tu mejor mejor cualidad para llevarlo a cabo: prudencia. Tal y como siempre has realizado los trabajos que te encargo, no quiero preguntas sobre lo que vas a hacer y no quiero que le digas nada a nadie.
—Por supuesto, señor. Usted sabe que todo lo que usted me dice o me pide hacer, lo llevo a cabo d