Sergio dio instrucciones, a su vez recibió indicaciones de vuelta, Tiberius solo escuchaba y observaba, a través de la videollamada, como los dedos de su amigo se deslizaban por los teclados y hacía aparecer en las pantallas imágenes que no podía identificar de un todo.
–¿Evana y los niños están cubiertos? –preguntó de pronto Sergio.
–Reforzaré todo aquí y viajaré a Nueva York, debo alejarme de ellos, por si intentan escalar en sus ataques.
–Te espero aquí entonces.
***
Ignacio recibía noticias de lo que estaba sucediendo con Wellington, primero quiso revisar el dispositivo que tenía el reloj de George, pero no logró acceso, suponiendo que lo habían desactivado, decidió llamar a Tiberius.
–¿Qué quieres Remington? No es el momento.
–Ya me enteré, ¿en qué pudo ayudar? ¿Cómo están Evana y los niños?
Tiberius cerró los ojos y apretó el puente de su nariz, en realidad deseaba despacharlo, no quería su ayuda, pero al mismo tiempo r