Comieron en silencio cada uno sumido en sus pensamientos, a lo lejos se escuchaban los sonidos propios de todos los aparatos que Sergio tenía conectados, al terminar Ignacio se puso de pie y anunció:
–Me iré a mi hotel, pero puedo regresar mañana temprano para que acordemos las siguientes acciones.
–Está bien, le diré a uno de mis hombres que te acompañe –dijo Tiberius.
–Gracias, pero no lo creo necesario.
–Para Giovanna cualquier persona ligada a mí puede ser su objetivo, eres el padre de mis sobrinos, eso te convierte en alguien de interés para ella, tendrás escolta, uno por ahora, pero lo haremos mejor a partir de mañana.
–De acuerdo, gracias entonces, nos vemos mañana.
Una vez Ignacio cruzó la puerta Tiberius volvió a sentarse en la butaca que ocupaba, su aspecto era de cansancio no físico sino mental.
–Te ves fatal.
–Gracias por tu apoyo incondicional.
–Ve a ducharte, te pones cómodo y