Bien sea por cumplirle a Tiberius o por sentirse bien con ella misma, Evana surgió de las cenizas, su vientre crecía y su determinación también, atendió a todas y cada una de las indicaciones de su hermano, imposible no decir que cada noche antes de dormir su mente la traicionaba, pero lo fue superando y ahora, cada mañana, se levantaba con una sonrisa dispuesta a todo. –Doctor, ¿todo bien con mis bebés? –Así es señora Wellington, todo bien con sus bebés, nos vemos dentro de cuatro semanas.Afuera la esperaba su asistente, una joven italiana muy diligente con quien podía conversar de cualquier tema y que la entretenía horrores porque conocía los mejores chismes de celebridades, por ella supo de la boda de Ignacio: –Bueno jefa, hay de todo en este mundo, he estado siguiendo los preparativos de la boda de una americana que se cree una estrella de Hollywood, ha posteado todo, desde las invitaciones, pasando por la prueba de pasteles, vestido, hoy está
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