Angelina inspiró profundo y se quedó pensativa por un momento.
El móvil de Antón sonó en su bolsillo.
— ¿Diga?... ok, por favor, envíamelo hasta aquí — él conversó con la persona al otro lado.
En un momento, uno de los hombres de Antón se acercó con una bolsa de boutique en la mano.
— Aquí está lo que pidió, señor — El hombre dijo entregándole la bolsa en las manos a Antón, él revisó el contenido y le entregó la bolsa a Angelina.
— Tome, dentro hay un abrigo para usted, y una muda de ropa deportiva para que pueda cambiarse.
Angelina se miró la ropa con la que estaba vestida, había salido a toda carrera de la habitación con nada más que un pijama de pantalón y camisa de seda y unas pantuflas, todo había sido tan abrupto que ni siquiera pensó en ponerse un sujetador.
— ¡Madre santa! — Dijo llevándose las manos a los pechos — Ni siquiera lo había notado.
Antón bajó la mirada al suelo con una risita en los labios que supo disimular muy bien.
— ¡Gracias Antón! Iré al baño a vestirme.
La jo