La guerra ha llegado a su punto culminante. El aire estaba tenso, cargado de un peso que parecía aplastarnos a todos por igual. Kian y yo habíamos enfrentado innumerables batallas, pero esta, la que estaba por estallar frente a nosotros, no solo era una cuestión de supervivencia. Era una cuestión de nuestra relación, de todo lo que habíamos luchado por mantener a salvo. Y aunque nuestras manos se entrelazaran con la certeza de que enfrentaríamos la oscuridad juntos, dentro de mí, una tormenta comenzaba a desatarse.
La manada estaba preparada, pero los ojos de Kian reflejaban algo más que determinación. Había una vulnerabilidad en ellos, una que rara vez mostraba. Sabía que él estaba dispuesto a sacrificar todo por la seguridad de su gente, y aunque lo entendía, no podía dejar de pregunta