La profesora de mi hijo y yo nos despedimos y entonces me giré para volver a donde estaba la limusina aparcada, el chofer abrió la puerta del vehículo para que me sentara marchando de aquel lugar enseguida. Nada más llegar al garaje del edificio donde Mario tiene su empresa, baje del coche acercandome enseguida a la entrada, saludé a la recepcionista y al guardia que había en la puerta vigilando, el cual me acompañó hasta donde se encontraban los ascensores.
—- Que tenga un buen día señora O”Brien —- me dijo el guardia mientras sonreía.
—- Gracias — respondi tambien sonriendo.
Una vez que llegue a la planta donde tenía mi esposo el despacho, pude ver a la asistente sentada en su sillón mirandome muy seria, me acerque hasta su mesa para preguntar por mi marido. Ella enseguida cogió el teléfono marcando el número de Mario.
—- Mario querido, tu esposa está aquí, ¿la dejo pasar a tu despacho? —- le pregunto sonriendo y sin ningún pudor aun estando yo delante de ella,!! Puedes pasar, Mario