Cuando Mario terminó de repasar el documento que Reed le trajo a su despacho, mi esposo me hizo sentarme en un sillon que habia enfrente de su mesa, me acerco el documento para que lo firmara, pero antes quise leerlo bien, porque no comprendia nada de lo que le estaba sucediendo a mi esposo en la cabeza. Empecé a leer sintiendo como un escalofrío me recorría todo el cuerpo por lo que leía en aquel contrato. Me quedé mirando a mi esposo confundida mirandome él también viendo en sus ojos lujuria.
—- ¿Qué es esto Mario? no lo puedo aceptar, esto es una locura, necesito hablar con algún abogado antes de firmarlo, no acepto estas condiciones que me expones, esto es degradante para mi, pues soy tu esposa —- le dije muy seria.
—-- Me parece bien, no me opongo a que hables con un ahogado si es eso lo que deseas, pero hasta que me des una contestación o firmes ese contrato dormirás en la calle, o te doy la oportunidad de dormir conmigo en mi cama a cambio de dinero como le pagaría a una pro