Mi suerte nunca ha sido ordinaria. Mica Jaldes: el hombre al que llaman cuando nadie más puede hacer el trabajo. La comunidad de los trece me ve como su mejor opción, pero no soy ingenuo. Sus promesas de poder y lealtad son tan frágiles como las máscaras plateadas que llevan.
Entró en la sala de reuniones. Los símbolos grabados en las máscaras de los presentes reflejan sus rangos, y aunque sus rostros están ocultos, siento las miradas inquisitivas. Uno de ellos asiente hacia mí, rompiendo el silencio opresivo.
—Mica, todos coincidimos en que serás quien traslade nuestra nueva reserva. —La voz del orador resuena con autoridad, pero también con la amenaza de lo que implica fallar.
La oferta es clara: obedecer y recibir beneficios temporales o negarme y desaparecer como tantos otros antes que yo. Sin embargo, esta misión es más que un simple transporte; lo sé por la forma en que evitan detalles. Hay algo que no quieren que descubra.
Para el viaje, le asignaron un auto con lunas polarizad