54. REVITALIZANDO CON SANGRE
El camino de regreso fue más largo y tortuoso de lo que debería. En la manada nos recibió entre vítores que retumbaban como tambores de guerra celebrando un triunfo. Pero no era por mí. Era por ella.
Por la Luna.
Mi Luna.
Alcé la mano en señal de saludo, dibujando una sonrisa mecánica. No tenía energía para más. Solo pensaba en llegar con ella al médico.
La deposito sobre la cama y el hombre inicia inmediatamente su análisis para determinar su estado.
—Hay buenas noticias… y otras que no lo son tanto, Alfa.
Mi ceño se frunce antes de que hable. Él lo nota y decide no alargar el suspenso.
—Si tuvo heridas físicas ya no queda evidencia de ello. Pero está muy débil y no creo que despierte por unos cuantos días. Es como si su energía hubiera sido drenada y está en un nivel peligrosamente bajo para su cuerpo.
—¿A qué se refiere? —pregunto alarmado.
El hombre mira a Lyra, sus marcas y luego a mí.
—Su Luna tiene tan poca energía que no será suficiente para que su cuerpo siga funcionando. Pro