71. SELLO DE SANGRE
Las habilidades de Zacarías son excepcionales. No cualquiera habría dado con un lugar así. Es un templo pequeño perdido en la nada, envuelto en maleza, olvidado por el tiempo. En sus mejores años debió ser un lugar hermoso de congregación.
—No huele a nada —digo mirándolo con curiosidad una vez adentro.
—Exacto mi Alfa. Dentro del templo no hay olores, pero fuera de él está impregnado a licántropo.
Es verdad. El olor desapareció una vez ingresamos. Como si hubiera sido limpiado con magia. Recorro con la mirada cada rincón y concluyo que toda esa gente no podía caber aquí. Deben tener otro lugar de congregación, uno mucho más grande, a no ser que como en las películas de aventura y misterio, este tenga una habitación secreta.
Con magia, híbridos y profecías en juego... ya no resulta tan descabellado pensar en habitaciones secretas.
Como si hubiera leído mis pensamientos, el anciano Luthias llama mi atención hacia el altar principal.
—Debemos mover esto —afirma señalándolo— algunos temp