75. LA HISTORIA DEL VILLANO
EL VILLANO
—¡Mierda! ¡Mierda!
Grité con tanta fuerza que la garganta me ardió. Ya había destrozado todo lo destrozable en esta inmunda habitación que ahora se había convertido en mi escondite. Me oculto como una vil cucaracha, cuando en realidad soy un ser poderoso.
Aunque lo admito: no todo ese poder fue mío al principio. Pero ahora lo es. Y necesito más.
Durante generaciones, el cuidado del templo y su contenido fue confiado de forma secreta a la familia de mi madre. Mi supuesta familia. Porque cuando mi madre se enamoró de un mago y me trajo al mundo —hace cinco generaciones— los Montiel no la perdonaron. Mucho menos a mí. Para ellos, yo nunca fui digno. Ni lobo, ni heredero, ni nada. Un error. A ojos de todos, fui una obra de caridad.
Mamá me cuidaba en secreto, como si mi existencia fuera una vergüenza. Pero en esas madrugadas a escondidas, me contaba cosas. Secretos de la familia a la que yo soñaba pertenecer. Historias de poder. De linaje. Del Ring.
Cuando cumplí ocho años, la