Al día siguiente
Londres
Grace
Una mujer como Devora Corley jamás admitiría la inocencia de Rachel. Lo supe desde el primer instante en que la vi. En su retorcida lógica de madre doliente, su hijo era la víctima perfecta… y punto. Pero yo ya había visto ese tipo de máscaras antes. Había algo que no cuadraba. Cualquiera en su situación estaría recluida, llorando a mares en algún rincón de su mansión, lejos de la vida pública. Pero no ella. No Devora. Estaba impecable, maquillada, rodeada de otras esposas adineradas en el club de damas, con la copa en la mano y el gesto sereno. Esa imagen me olía a montaje. A pura fachada.
Arrancarle la verdad, sin embargo, era casi una misión suicida. Pero si algo aprendí en este trabajo es que, cuando las personas fingen demasiado… tarde o temprano cometen errores. Así que ahí estaba yo, frente a ella, sentada al borde de mi silla, observando su rostro con atención. Esperando una grieta. Una señal. Cualquier detalle que pudiera llevarme al verdadero c