Las palabras de Caleb retumbaron en el pequeño apartamento como un eco distante de otro tiempo. “Porque ellos nunca aprobaron nuestra relación…”
En ese instante, Rous cerró los ojos y un torbellino de recuerdos la envolvió, arrastrándola al pasado… a su vida original.
Doce años atrás en el tiempo original de Rous…
El aroma a jazmín del jardín familiar se mezclaba con el de la lluvia que caía suavemente. Rous, de apenas siendo una adolescente y cursando la escuela superior, corría descalza por los pasillos de la modesta casa de sus padres, con el corazón latiendo con fuerza. Iba a encontrarse con Caleb, el chico de mirada firme y manos callosas que la esperaba siempre bajo el gran roble, como si fuera un pacto secreto entre ambos.
Cuando llegó, Caleb ya se encontraba ahí, con su chaqueta gastada y la sonrisa que la hacía sentir libre. —Pensé que no vendrías —dijo Caleb, extendiéndole la mano.
—Mis padres… están más insoportables que nunca —respondió ella con un suspiro entre risas—. Pe