Al ver que ella no contestaba, Andrey ahora haciéndose pasar por Mijail, perdió la paciencia.
— Te he dicho que me disculpaba por haber entrado sin querer, aqui señorita.
— Discúlpame a mi por haberte hecho daño, es que no estoy acostumbrada a esas a que entren personas por sorpresa en esta casa.
— No se preocupe señorita.
— Me has dicho que te llamas Mijail.
— Si señorita y discúlpeme si en verdad la sorprendí.
— Bueno espero que el ogro no se entere que le lancé eso encima.
— Y cual es ese ogro que dice usted.
— Tu jefe, el dueño de esta casa.
— A ok ya entendí.
— Puedo hacerle una pregunta, porque tiene el cabello tan largo y esa barba, se ve como un delincuente, si trabaja para el señor de la casa. Porque no se afeita. Se asea y podría estar más presentable.
— Mi aspecto es así y no lo voy a cambiar.
— Te vas a poner como el ogro de la mansión. Solo te estaba diciendo eso se ve horrible así.
— Y dime que haces aquí en la cocina y sola. Y olvidemos lo de mi aspecto.
— Esperando a m