Capítulo 6

Malakai sabía que los problemas se avecinaban con la presencia de una humana en el rancho, pero nada podía hacer, después de todo, Magnus ya lo había decidido, y si le daba la gana, podía simplemente despedir a cada lobo que allí había, hacerlos picaros, y todo porque había reconocido a esa humana como hija, y por un segundo se sintió celoso de esa tal Natalie, se suponía que él sería el sucesor de Magnus, al menos eso le había dicho el viejo lobo, no era por codicia que deseaba tal cosa, era simplemente que sabia cuántos lobos buenos, necesitaban de una manada como la que en ese rancho se había construido.

Sin perder más tiempo, dio la orden de que luego de las tareas diarias, los lobos acudieran al establo, debía dar la noticia y alentar a quienes no estén de acuerdo con la presencia de la humana a irse del rancho, le gustara o no.

Y así fue, Malakai, se puso de pie en el centro del granero, rodeado de los lobos del rancho Red Moon, cuando los últimos rayos del sol se filtraban a través de las ventanas, iluminando el espacio y proyectando sombras en las paredes y los lobos se callaron, expectantes, sabiendo que Malakai tenía algo importante que decir.

— Necesito informarles algo. — comenzó a decir sin rodeos Malakai, su voz clara y firme, como el Alpha que era. — La humana que ha llegado al rancho hoy, se llama Natalie, y es la protegida de Magnus. — apenas y esas palabras salieron de su boca, supo que tan cotillas podían ser los lobos, aunque si debía ser justo, esa noticia pondría a hablar a todo el mundo, no solo a los lobos, ya se imaginaba los rumores que se generarían en el pueblo.

— ¿Entonces, es la hija del Alpha? — pregunto alguien muy al fondo.

— No podria serlo, es humana. — refuto otro y Malakai suspiro tratando de contenerse de gruñir por el alboroto.

— En todo caso, ¿eso que significa? — soltó Nero, más deseoso de ir al pueblo a conquistar a alguna mujer que de seguir perdiendo el tiempo allí.

—  Eso significa que nadie tiene permitido acercarse a ella ni hablarle sin su consentimiento. — advirtió la mano derecha de Magnus, provocando que el silencio reinara por escasos segundos, mismos en que los lobos se miraron entre sí, algunos con curiosidad, otros con desconfianza. — Magnus la considera como una hija, y nosotros debemos respetarla como tal. — aclaro molesto, cuando un leve susurro de “el Alpha al fin calentara su cama” llego a sus oídos. — Quien infrinja esta norma se tendrá que ir del rancho. No habrá excepciones. — aseguro dejando ver sus ojos de lobo, provocando que mas de uno tragara grueso.

— ¿Por qué no podemos hablar con ella? — preguntó Nero y Malakai lo miró fijamente.

— Porque Magnus lo ha decidido así. Y porque Natalie es... humana, no queremos que se sienta incómoda o amenazada en nuestro territorio. — y en cuanto lo dijo, se pregunto porque demonios hablaba en plural, ¿Qué le importaba a él si la humana se sentía incomoda? Realmente no comprendía que era lo que le estaba sucediendo ese día.

Los lobos finalmente asintieron, algunos con reticencia, otros con comprensión, aunque Malakai sabía que algunos de ellos podrían no estar de acuerdo con la decisión, pero era su deber hacer cumplir las reglas.

—Recuerden, esto no es una sugerencia. — advirtió colocándose su sombrero. — Es una orden que Magnus me encomendó hacer cumplir, y quien la desobedezca se arriesga a ser expulsado del rancho. ¿Está claro? —  Los lobos asintieron en silencio, algunos con una mirada de advertencia en sus ojos.

Malakai sabía que había dejado claro el mensaje, Natalie estaba bajo su protección, y nadie se atrevería a desafiar esa protección, porque todos sabían que luego de Magnus, el Alpha más peligroso en el rancho, era él y así con un gesto de la cabeza, Malakai dio por terminada la reunión y los lobos se dispersaron, algunos murmurando entre sí, otros caminando en silencio hacia la salida del granero y rumbo al pueblo, Malakai los observó, sabiendo que había hecho lo que debía para cumplir con lo que Magnus le solicito, pero también sabía que esto no sería el fin de los problemas.

Y mientras Malakai salía del establo, tratando de comprender, el motivo por el que se sentía tan… extraño, su ser, su mente, nada estaba como siempre, sentía que estaba buscando algo, tal vez… ver a Natalie, Magnus se sentaba en su escritorio, con el teléfono en la mano, se dispuso a hacer justicia para Natalie, se lo debía a Lorenzo, se lo debía a la castaña y con eso en mente, marcó el número de sus abogados, quienes después de unos momentos, una voz respondió al otro lado de la línea.

— Señor Magnus, ¿Qué podemos hacer por usted? — sí, los humanos eran buenas herramientas si la paga era la adecuada, y el viejo lobo lo sabía, tenía a un grupo de mas de diez abogados, que estaban dispuestos a atenderlo a la hora que fuera, y ¿cómo no hacerlo? Si solo él era su jefe, algunas veces no hacían nada por meses, y, aun así, recibían una gran suma de dinero, otras en cambio, como ahora… debería trabajar duro.

— Necesito que compren un lugar en el pueblo. — informo Magnus sin preámbulos. — El más grande que encuentren, y quiero que contraten a personas adecuadas, para que lo a condicione, para hacer un restaurante, nada sofisticado, pero tampoco escatimen en gastos, algo así como… un pasatiempo. — claro que sí, le daría a Natalia algo en que entretenerse, mientras poco a poco le enseñaba a ocupar su lugar, contar cabezas de ganado, crear puras sangres, todo lo necesario, para cuando decida ser ella la jefa de Red Moon y el abogado al otro lado de la línea asintió, aunque Magnus no podía verlo.

— Entendido, señor. ¿Qué tipo de características específicas necesita el lugar? ¿estará a su nombre?

— Estará a nombre de Natalie Queen, y las especificaciones se las hare llegar apenas y consigan el lugar.

— Entendido, señor. Nos pondremos a trabajar de inmediato. ¿Algo más? — Magnus dudó por un momento antes de responder, ¿Qué tan leales podían ser los humanos? ¿habría algun otro como Lorenzo? No lo sabía, pero por lo pronto, pondría aprueba a sus abogados.

— Sí, necesito que investiguen a algunas personas, por empezar al exesposo de Natalie, no se su nombre, tendrán que averiguarlo, y también requiero la información de Teresa Queen, y su esposo, sé que es un empresario, supuestamente bien posicionado, pero tampoco se su nombre, de ellos quiero cualquier cosa que nos pueda servir en un futuro.

— ¿Servir de qué forma señor?

— Para destruirlos, quiero dejarlos sin nada, solo con una maleta y un automóvil. — susurro viendo por la ventana el bonito, pero barato vehículo en el que su hija adoptiva había regresado al rancho.

— ¿Estamos hablando de formas legales? —la pregunta del abogado lo hizo sonreír, al parecer este hombre estaba dispuesto a complacerlo a como diera lugar.

— Por ahora, si, ya veremos más adelante.

— Lo tengo. — se oía como alguien joven y Magnus se dijo que hacía mucho que no veía las caras de sus abogados. — ¿Necesita algo más?

— No, por ahora creo que eso sería todo. — aseguro, y el abogado se aclaró la garganta antes de hablar.

— Señor, antes de comenzar la investigación, queremos asegurarnos de que entendemos la situación. ¿Qué relación tiene Natalie con usted? ¿Deberíamos preocuparnos por algo en particular? — Magnus estaba seguro de que el abogado en cuestión ya debía de tener la hoja de vida de Natalie, frente a él, y al ver su edad, seguro y se inquietó.

— Natalie es... especial, lo es para mí, y lo será para ustedes. — dijo quizás con un tono más amenazante del que pretendía. —  Está bajo mi protección, George. — el joven abogado se sorprendió de que Magnus lo reconociera con su sola voz, ya que por los nervios, no se había presentado al momento de atender la llamada. — Es mi deber cuidarla en todo sentido y también será responsabilidad de ustedes, recuerda que figura como mi heredera universal, ¿verdad? — al abogado casi se le cae el teléfono de las manos y no era para menos, había pasado por alto ese pequeño gran detalle, ahora comprendía porque le fue tan fácil encontrar los datos de Natalie Queen en los registros, aunque no había una fotografía de ella.

— Sí, señor. Lo recordamos. Eso significa que...—Magnus lo interrumpió.

— No, no significa nada en este momento, lo único que debes saber e importarte es que Natalie está en el rancho, a resguardo de mí.

— Comprendo señor, y si me permite, veo que faltan muchos datos de ella, no solo su firma y otras pequeñeces burocráticas, creo que a usted le falta información del pasado de su protegida… ¿Quiere que investiguemos todo lo que ha sucedido en su vida desde que usted perdió contacto con ella? — Magnus lo pensó por un segundo, confiaba en Natalie, pero si queria ir por su exesposo, debía asegurarse que no hubiera basura bajo la alfombra, algo que pueda poner en peligro la integridad de la castaña.

— Sí, quiero saber sobre su educación, sus amigos, sus relaciones... todo, pero sean discretos.

— Entendido, señor. La confidencialidad es nuestra prioridad, no tiene nada de qué preocuparse.

— Espero que así sea. — y con eso, Magnus finalizo la llamada.

Ahora estaría tranquilo, Natalie había regresado al rancho, y eso hasta su lobo lo sabía, pues cuando mordió el cordón umbilical de esa pequeña bebé, su aroma quedo en la pequeña, pudiese ser que fallara al protegerla de los humanos, pero sabía que no fallaría con los lobos, pues gracias a que la joven llevaba su aroma mezclado con el de él, si Natalie tuviera algun compañero lobuno, este no lo sabría, ya que no podria olera, y ¿Por qué había hecho tal cosa? Fácil, Magnus creía que así como él fallo al cuidar a su compañera, si esa joven tenia un compañero lobuno, también fallaría en protegerla.

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