Una hija para ti.
—¡Ahhh! Te juro que no vuelvo a insistir... mierda, siempre me va mal cada vez que te pido algo con insistencia.
—Si sabes cómo soy, ¿para qué me provocas?
Me muerde el cuello y sigue torturándome muy dentro. El placer y el dolor se han vuelto una mezcla deliciosa.
Es nuestro tercer día, y no he tenido un solo descanso. Este hombre no se sacia.
A este paso es imposible que no esté embarazada. Ni siquiera voy a fingir sorpresa cuando empiecen los malestares.
—¡Ahh!
Tira de mi pezón adolorido y me aprieta las manos. Algo increíble en este ser es cómo se mueve dentro de mí. Intento montarlo, pero me duele, siento que me llega hasta la garganta.
—Ch... chúpalo despacio, duelen... —le susurro.
Ya me ha sacado leche otra vez. Se supone que ya no amamanto a los bebés, pero él me estimula tanto que ahora se siente raro.
—¿Te gusta? —me pregunta agitado al oído, y me lame el lóbulo antes de mordisquearlo.
Eso me hace temblar. No quiero hablar. Estoy completamente llena y no puedo recibir más d