Capítulo 36 — La noche del resplandor
El reloj del gran salón marcaba las siete en punto cuando Amanda dio los últimos retoques al peinado de Virginia. Habían pasado horas entre telas, cintas y perfumes, y al fin, el reflejo que devolvía el espejo parecía pertenecer a otra mujer.
— Está lista —anunció Amanda, con un suspiro de satisfacción.
Clara, que la observaba desde el sillón, asintió complacida.
— Jamás imaginé que un vestido pudiera hacer tanto por una mujer.
El vestido verde limón, con volados delicados y un sutil brillo de seda, envolvía la figura de Virginia con gracia natural. Las joyas de perlas que pendían de su cuello y orejas aportaban un toque de pureza que contrastaba con el color audaz del atuendo. Amanda había insistido en ese conjunto, convencida de que haría resaltar su piel y el tono gris de sus ojos. Y lo había logrado.
Virginia, sin embargo, no se reconocía. Observaba su reflejo con cierto asombro y algo de incredulidad. Sentía el corsé ceñido, la respiración ap