Capítulo 23 — Sorpresas y confidencias
Virginia se levantó como cada mañana, acostumbrada ya a la rutina que, poco a poco, había llegado a sentir como propia. Amanecía en calma, y la tenue luz que se filtraba por las cortinas le anunciaba un día fresco. Apenas terminó de desperezarse, Amanda entró con la puntualidad de siempre. Corrió las cortinas con un gesto ágil y dejó que la claridad inundara la habitación.
—Hoy quiero que me armes un recogido, Amanda —dijo Virginia mientras se incorporaba en la cama—. Y… también quiero que me pintes un poco.
Amanda arqueó las cejas, sorprendida al principio, aunque enseguida recuperó su serenidad. —Por supuesto, señorita. Haré lo mejor posible.
Virginia permitió que su doncella trabajara en silencio. Amanda peinó su cabello con esmero, recogiendo los mechones en un moño elegante pero sencillo. Luego aplicó un leve rubor en sus mejillas y un tono suave en sus labios. Al mirarse al espejo, Virginia se encontró con una versión de sí misma que le par