Con la apertura del centro de ayuda y atención para mujeres, la celebración no tardó en llegar a nosotros reflejado en una cena después de las arduas e insistencias de mi padre y Emris de que ellos pagarían los alimentos servidos.
Los dos parecen incluso más emocionados que mi persona, desbordando sus copas de vino y brindando cada dos por tres por los logros de este gran día.
No me quejo, la cena fue agradable y estuve acompañada de buenas personas, todos ellos siendo personas que me aman desde la punta de mi cabello hasta los dedos de mis pies, sin importar esos desperfectos que puedan existir.
—Yo a ustedes los veo muy cariñosos desde hace un tiempo. ¿Existe algo que desconozca?
Esa pregunta por parte de mi padre fue como una bomba a segundos de explotar, nos tomó desprevenidos a Han Emris y a mí, quienes nos vimos al mismo tiempo, pensando en que responder a la pregunta.
No es nada complicado, papá ya lo debe de sospechar y con mucha razón, en público nos tratamos como una pareja