Renuncié al Alfa que todas deseaban
Renuncié al Alfa que todas deseaban
Por: Cocojam
Capítulo 1
Los dedos de Isabela recorrieron el borde de su taza, frunciendo el ceño.

—Ana, ¿a qué estás jugando ahora? —Preguntó.

Encontré su mirada cambiante, y respondí con voz firme. —No es ningún juego o truco. Solo estoy... cansada de esto.

—Ana, ¿tienes idea de cuántas lobas matarían por convertirse en la Luna de esta manada, por estar al lado de Elio? —Replicó con tono cortante.

—Claro que lo sé —le respondí, con una sonrisa amarga—. Entonces, el puesto es tuyo ahora.

Finalmente, una grieta apareció en la máscara perfecta de Isabela.

Miró el contrato testificado por la Diosa Luna durante un rato largo, antes de extender la mano para tomarlo.

—Está bien, Ana. Si eres tan generosa, lo aceptaré. Pero recuerda esto, una vez que esté en mis manos, no pienses que lo dejaré ir, jamás.

Tan posesiva.

—No te preocupes —reí suavemente—. No me arrepentiré.

Había tenido suficiente de la agonía.

En mi vida pasada, el vínculo de pareja me había torturado hasta la muerte.

Isabela se levantó, caminó con gracia hacia otra cabina junto a la ventana de piso a techo y cerró los ojos con elegancia, luego tocó suavemente su sien con las yemas de los dedos.

En el momento en que el enlace mental se conectó, su voz fue dulcemente enfermiza.

—Elio, querido, estoy en el Café de la Luna. ¿Puedes venir a recogerme? Ana... tiene algo que discutir contigo.

Me quedé sentada donde estaba, con un amargo sabor en la boca.

En aquel entonces, nueve de cada diez veces que llamaba a Elio, no contestaba.

O simplemente me bloqueaba fríamente.

Pero, apenas unos minutos después del enlace mental de Isabela, el lobo Alfa que siempre estaba "ocupado con asuntos de la manada", apareció en la entrada del café.

A través de la ventana, vi a Elio entrar con paso firme.

Su traje de cuero negro hecho a medida abrazaba su fuerte figura de Alfa: hombros anchos y piernas largas, irradiaba un aura de innegable poder.

Mis cachorros gemelos, Manuel y Marta, al ver a Isabela corrieron emocionados hacia ella, frotando su cuello con cariño.

—¡Tía Isabela! —Canturreó Marta, frotando su cabecita contra la mejilla de Isabela, que olía al dulce aroma de una Omega.

—¿Qué quieres cenar esta noche? —La voz de Elio era profunda, teñida de una ternura que solo le mostraba a Isabela—. ¿Vamos de cacería, o comemos en el restaurante de la manada?

Isabela sonrió levemente y sacó el contrato de su bolso. —Antes que eso, hay un contrato que me gustaría que revisaras.

Lo abrió en la página donde necesitaba la marca del Alfa. —He encontrado una villa nueva que me gusta, pero se necesita la aprobación oficial de un Alfa...

Elio tomó el papel, pero ni siquiera miró el contenido antes de pinchar su dedo y estampar su marca de Alfa en sangre.

—Entre nosotros, ¿para qué tanto formalismo?

—¿Isabela va a tener su propia villa? —Preguntó Manuel con ojos llenos de emoción—. Padre, compra una al lado para nosotros también. Marta y yo queremos vivir con la tía Isabela. No queremos estar con... mamá todo el día.

Su voz bajó al mencionarme.

Elio frunció el ceño levemente, pero al ver los ojos ansiosos de los cachorros, asintió. —Está bien, compraremos otra.

—Oh, no hace falta que se tomen tantas molestias —Isabela lo detuvo rápidamente, con una sonrisa suave—. Guardé un espacio para Manuel y Marta en mi villa... también para ti. Pueden ir cuando me extrañen.

Su mirada se posó en Elio.

Los dos cachorros aullaron emocionados.

Marta incluso frotó su cabeza con fuerza contra la mejilla de la Omega. —¡La tía Isabela es la mejor! ¡Mil veces mejor que mamá!

Mi corazón se sintió apretado por una garra invisible.

El dolor agudo del vínculo de pareja me asfixiaba.

No soportaba más ver esa escena de "familia feliz", por lo que tomé mi bolso y salí.

Al salir del café, los recuerdos de mi vida pasada me invadieron como una marea helada.

En esa vida, mi vínculo con Elio fue una alianza política entre dos grandes manadas. Le di cachorros gemelos, pero sufrí en silencio por el abandono constante y el desgarramiento del vínculo de pareja.

Nunca sentí ni un ápice de calidez real, ni siquiera en mi final.

Todo porque Isabela, su amor de la infancia, estaba grabada para siempre en su corazón.

Cuando Isabela se fue en su búsqueda de más poder, Elio guardó silencio varios días. Pero siendo tan orgulloso como era, no intentó suplicarle que volviera. En cambio, aceptó el vínculo de pareja arreglado por la Diosa Luna.

Como Alfa, Elio era mi sueño adolescente, pensaba que era tan poderoso como un dios de la guerra, y cada loba en el Noroeste soñaba con ser su Luna.

Por eso, cuando supe que la Diosa nos había elegido como pareja, estaba extasiada.

Así que después de unirnos, le di todo mi amor, pero solo recibí su distancia y frialdad constantes.

No pidió romper nuestro vínculo, ni siquiera cuando Isabela volvió. Pero ni sus ojos, ni su aroma, se apartaron de ella por un instante.

Lo que me desesperó aún más, fue que Manuel y Marta naturalmente prefirieron a Isabela y se distanciaron de mí.

Al final, agotada por el vínculo roto, morí sola en una noche de Luna llena.

Elio me aisló en una casa destartalada al borde del territorio, diciendo que "necesitaba descanso y no perturbar la energía de la manada".

En la última Luna llena de mi vida, temblando, usé mis últimas fuerzas para intentar conectar mentalmente con mi pareja y mis cachorros, solo para sentir que estaban de vacaciones con Isabela en las montañas del norte.

Intenté absorber un poco de luz lunar para mí, pero mi cuerpo estaba fallando, mi conciencia se desvanecía, y mi alma lobuna finalmente, se dispersó...

Mientras mi alma lobuna abandonaba mi cuerpo, mi último recuerdo fue de Elio rompiendo el vínculo de pareja con frialdad y decisión.

Cerré los ojos dolorida, con un único deseo: si existía una próxima vida, nunca, jamás, volvería a desperdiciar mi vida por él.
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