Capítulo 155 - volveré a tomar lo que me arrebató.
La habitación de la clínica Armuelles estaba envuelta en un silencio tenso. La penumbra de las cortinas cerradas dejaba pasar apenas una franja de luz, que iluminaba el rostro endurecido de Facundo. Durante días había estado debilitado, febril, delirando como un niño que recordaba entre lágrimas su dolor y arrepentimiento. Pero esa mañana, cuando abrió los ojos y pidió agua con voz firme, todos comprendieron que algo había cambiado: el viejo Facundo había vuelto.
Su mirada ya no era la de un hombre derrotado. Había en sus ojos oscuros el brillo arrogante que tanto lo caracterizaba, y en su voz, la vibración grave y seductora de siempre. El dolor físico seguía allí: las costillas le ardían, la clavícula inmovilizada lo mantenía en una incomodidad constante, y los músculos aún se resentían de la paliza recibida. Pero su espíritu… ese no estaba roto.
Valeria, sentada en una silla a su lado, lo observaba con cierta mezcla de alivio y recelo. Había pasado noches enteras cuidándolo, cam