Narrado por Aldara
El silencio que siguió a esas palabras fue peor que cualquier tormenta.
"Hermana."
La palabra flotó en el aire, envolviéndome como un eco de algo olvidado, enterrado en la parte más oscura de mi memoria. Pero mi mente se resistía, negándose a aceptar lo que acababa de escuchar.
El hombre frente a mí tenía mis mismos ojos: un dorado intenso, antiguo, como fuego líquido. Pero en él, aquel color no evocaba calidez, sino algo frío y peligroso.
—No… —susurré, dando un paso atrás.
Ragnar gruñó, su lobo en la superficie, listo para atacar. Sus garras se hundieron en la tierra, y su lomo se erizó como una bestia acorralada.
El extraño sonrió con una calma inquietante.
—Me sorprende que aún no me recuerdes, hermana. Pero no te preocupes. Estoy aquí para arreglar eso.
Mi corazón latía con violencia contra mis costillas.
No podía ser cierto.
No podía tener un hermano.
—¡No mientas! —mi voz salió más fuerte de lo que esperaba, pero aún temblorosa.
El hombre inclinó la cabeza, o