El aire frío del edificio me envolvía, pero no sentía frío. La chaqueta de Lucian estaba sobre mis hombros, cubriéndome con su calor. Su aroma impregnaba la tela: bosque, ciprés, naturaleza…
Pero ni siquiera eso podía calmar la sensación de confusión en mi pecho.
Estaba sentada en las escaleras de emergencia, con la mirada fija en el suelo, todavía intentando procesar lo que había sucedido. A mi lado, Lucian no dejaba de observarme con preocupación.
—¿Por qué intentaste lanzarte?
Su voz sonó tensa, como si le costara siquiera decirlo.
Alcé la vista con sorpresa y fruncí el ceño.
—No intenté lanzarme.
Lucian no parecía convencido.
—Entonces explícame qué fue lo que pasó.
Desvié la mirada, sin saber cómo responder de inmediato. Ni siquiera yo entendía bien qué había ocurrido.
—¿Tiene algo que ver con lo que dijiste cuando te despediste de Aldrec? —continuó, con el ceño fruncido—. Sobre ser "la chica problema".
Dejé escapar una carcajada nerviosa.
—No tiene nada que ver con e