Encerrada en mi habitación, me dejé caer sobre la cama con la mirada fija en el techo.
Mi corazón aún latía con fuerza después de lo sucedido en el desayuno. Podía leer los pensamientos de Lucian. Y lo peor de todo era que él podía leer los míos también.
No entendía cómo ni por qué estaba ocurriendo. Hasta ahora, lo único sobrenatural en mi vida eran los hombres lobo y el Formus que intentaba matarme, pero esto… esto era diferente.
Intenté buscar una explicación lógica, aunque la lógica ya no aplicaba en mi vida desde que llegué aquí.
Tal vez tenía que ver con la convivencia. Quizás por pasar tanto tiempo con Lucian, había desarrollado una especie de conexión con él, algo que solo pasaba entre los de su especie.
Pero entonces… ¿eso significaba que me estaba convirtiendo en una de ellos?
Sacudí la cabeza con frustración y me tapé el rostro con las manos. No, eso era ridículo. No podía convertirme en loba solo por estar cerca de ellos. Pero entonces… ¿qué demonios estaba pasando co