87. Sospechas antiguas, pero nuevas
Gladys no mueve un solo gesto debido a la impresión. Paralizada en su sitio lo único que puede hacer es permanecer con los ojos abiertos y seguir escuchando a Liliana, junto a Fabiola en ese asiento. Las probabilidades son tantas que Gladys está a nada de llorar sin motivo. ¿Qué más casualidades quiere ver? ¿Si no hay forma de seguir en ese punto? ¿Qué más quiere ver si algo en su corazón le dice que está cara a cara con la verdad? ¿O es otro de esos juegos de su propia mente cuando odia la idea de tener felicidad?
—Briseida, sí, me acuerdo de ella. Y me acuerdo de esa niñita…¿De ella es la que hablas? —Fabiola le pregunta una vez más a Liliana.
Liliana asiente, con un movimiento doloroso en su rostro al tratar de sentarse, cosa que Fabiola le impide que haga. Gladys permanece todavía en silencio.
—Ella…esa bebé…es una bebé. Briseida la encontró…pero no hemos podido conseguir a sus padres. Creemos que es huérfana, y quería….quería que la señora Briseida la adoptara…porque es un ángel