64. Ven...
CAPITULO 64
—¿De qué hablas, Gardenia? —las palabras de Gladys duelen al pronunciarlas. Se imaginaba cualquier cosa, pero nunca esto. Escucharlo es incluso peor, escucharlo es una daga completa a su corazón herido y maltratado—. ¿Cómo que la perdiste Gardenia? ¿De qué hablas?
—Señora, perdóneme. Perdóneme, señora —entonces Gardenia la toma de las dos manos, y las estruja con la poca fuerza que tiene. Con sus lágrimas sus respuestas son claras y completamente precisas. Dudar de lo que trata de decir es peor que no creerlo. Gardenia vuelve a sollozar—. Pero yo la lleve lejos. Nos perseguían, y tuve que llevarla lejos. La dejé en aquel lugar para que me siguieran a mí, para protegerla, señora. Lo juro por Dios-
Y Gladys abre los ojos. Se suelta de las manos de Gardenia y busca aire. Gardenia se lleva las manos hacia el rostro conforme lloriquea en voz baja, roja y sin detenerse. Para Gladys este horror le pasa factura de la que no quiere ni pensar. El llanto de su bebé, la risa de su beb