36. No todo está perdido
—¡Ah! —el desconocido se queja cuando Juan Pablo ya lo tiene sin aire. Pero logra zafarse y empujar a Juan Pablo.
Se aleja de inmediato cuando la navaja que utiliza el desconocido se advierte. Juan Pablo permanece alerta, cuidándose del filo. Pero su mirada de furia no ha cambiado, probablemente no cambie.
—Tienes una última oportunidad, señor Villarreal. O sales de aquí mañana mismo, o te condenas para siempre aquí encerrado —el desconocido habla otra vez, tocándose el cuello—. Le recomiendo pensar muy bien las cosas. No volverá a tener ésta oportunidad.
Juan Pablo ya no tiene más dudas. O hace algo para sobrevivir ahora, o no será libre. Un “alguien” lo trajo aquí para desaparecerlo. Alguien amainado a la herencia y la dirección de su compañía. Alguien que necesitaba como fuese posible sacarlo del puesto principal y quedarse con lo suyo. Así que la situación es más seria de la que pensó, más complicada. Oh, amaría verle la cara al culpable.
Y no duda ahora que Gladys y él están en l